Por David Uriarte /

No se puede tapar el sol con un dedo, así reza el adagio, la realidad es innegable, Culiacán tiene de todo, sin embargo ¿Por qué resaltar solo la nota roja? ¿Por qué hacer apología a la violencia?

Culiacán tiene o genera cientos de notas que hablan de la nobleza de su gente, por ejemplo ¿Sabías que todos los días desde hace años, un grupo de personas interesadas en atenuar el dolor y el sufrimiento de los familiares y niños hospitalizados en Hospital Pediátrico de Sinaloa, llegan desde temprano en la tarde para ofrecer de manera gratuita medicamentos básicos, surtir algunas recetas, y ofrecer alimentos?

¿Sabías que un grupo de locatarios del mercado de abasto de Culiacán desde hace años envían frutas y verduras de manera gratuita a la Ciudad de los Niños?

Así podríamos seguir describiendo la condición humana de miles de habitantes de Culiacán que se solidarizan ante la pobreza o las condiciones trágicas de sus semejantes.

Es más, el silencio que acompaña a estas acciones samaritanas que la socialización, de manera individual, muchísimas personas hacen algo por los demás, este es el Culiacán que quiero y admiro.

La tarde del martes, por el bulevar Zapata al poniente, se inauguró un negocio que pondrá a la venta equipos industriales de montacargas, esto, es la muestra que hay empresarios con visión, que siguen creyendo en Culiacán y su gente.

Baltazar Castro Blanco, es el empresario que ha diversificado su portafolio de negocios, incluso ya invadió otras plazas en otros estados.

Mientras los temas políticos envuelven la mirada y atención de muchos, los temas sociales se quedan al margen y sólo resaltan las urgencias como muestras de sufrimiento colectivo… Culiacán tiene entre sus habitantes, personas comprometidas, solidarias, dispuestas a dar tiempo, dinero, bienes, servicios, asesoría… Ayuda en términos generales para los necesitados que también son muchos.

Es tiempo de resaltar la calidad moral, el tipo de personas y su contribución para mantener un clima de paz y tranquilidad. ¡Un aplauso y un reconocimiento social!

Busquemos multiplicar o reproducir estas conductas solidarias y benevolentes, este es el Culiacán que quiero.

Las células del tejido social se enferman, pero los órganos, aparatos y sistemas resisten más allá de los dolores que simulan un infarto fulminante.