Por David Uriarte

 

Muchos están sudando la calentura del deseo político, las ganas de ser tomados en cuenta para una candidatura y después un lugar en el Congreso local, federal, o en una presidencia municipal… incluso, si no hay más, una regiduría.

Los creyentes en las redes sociales le apuestan a socializar sus virtudes y su vocación política en ella; otros piensan en las candidaturas ciudadanas y se deslindan de su partido de origen; otros coquetean con los de enfrente; y otros más sueñan con sumarse a los nuevos movimientos y corrientes políticas en ciernes.

La ingenuidad tiene un espectro muy amplio, abarca ideas radicales, la idea de que es mejor llegar sin partido o ser cobijado por el movimiento en el poder, –total, ni se necesita hacer campaña–. Para muchos, sólo hay que estar bajo la sombra del poder de MORENA y asunto resuelto cuando de una chamba política o administrativa se trata.

Están apareciendo aquellos que niegan su origen político, los “Judas” que traicionan su ideología y buscan figurar en la lista de los más privilegiados; los que se acercan y piden reuniones con la elite del poder económico; los que buscan irse por la libre como muestra de rebeldía y autenticidad… en fin, todo menos quedarse en la banca del desempleo político.

Los titulares de las secretarías del gobierno de Quirino están en plena competencia política, todos opinan que su prioridad es el compromiso por Sinaloa, el compromiso con el gobernador Quirino Ordaz, que primero es la tarea para la que fueron asignados, que gracias por la confianza del gobernador, en fin, solo el sudor de la calentura propia del destino administrativo que quieren convertir en destino político.

Los calladitos, los risueños y los corajudos o indisciplinados, todos traen su propio plan, todos tienen y cuentan con un trabajo de construcción o fortalecimiento de la identidad política, todos se perfilan como activos rentables para el partido que vea en ellos la potencialidad competitiva para el 2021.

Las ganas de marcar la historia política de Sinaloa con su nombre, es más que suficiente para sudar la calentura del desespero, y a veces del desfiguro. Las ganas pueden romper compromisos y evadir disciplinas.