Por David Uriarte /

Muchos piensan que la pandemia es un tema médico, sin embargo, se les olvida o no consideran que la infraestructura hospitalaria, los recursos humanos del área de salud, los insumos como medicamentos y equipos de protección personal, y no se diga las vacunas, dependen de la política de salud.

Sin política no hay gobierno y sin gobierno no hay política de salud, las negociaciones para adquirir medicamentos especializados y vacunas las realiza la Secretaría de Relaciones Exteriores, la normatividad para atender, controlar y prevenir los estragos de la pandemia le corresponden a la Secretaría de Salud; controlar el riesgo sanitario de las moléculas o substancias utilizadas le corresponde a la COFEPRIS; organizar los procesos de vacunación es tarea de la Secretaría del Bienestar; operar el abasto y dar seguridad en los procesos de vacunación es tarea repartida entre la Guardia Nacional, la Secretaría de la Defensa Nacional, y la Secretaría de Marina; coordinar a las instituciones locales de salud recae en el IMSS, y en el caso de Sinaloa, proporcionar los apoyos con brigadistas de servicio social y ultra-congeladores está a cargo de la Universidad Autónoma de Sinaloa.

No se trata entonces del número de camas disponibles, o los ventiladores, o las unidades de cuidados intensivos, o el abasto de oxígeno medicinal… Se trata de toda una política de salud coordinada por el gobierno federal y operada por los gobiernos estatales y municipales.

En Culiacán la tarea relativa a la seguridad de los espacios destinados para la aplicación de la vacuna y el control vial, ha recaído en el secretario del Ayuntamiento, Othón Herrera y Cairo Yarahuán.

Filas y filas de personas desde las cinco de la mañana hasta el mediodía, es el rostro del miedo y la previsión, son las políticas de salud de la medicina preventiva operada por muchas manos y controlada por las autoridades asignadas por el gobierno federal.

No se puede concebir una movilización de este tipo sin contemplar la política como instrumento articulador entre las acciones requeridas para mitigar una dolencia social y la magnitud o riesgo de dicha dolencia social. La política para esta pandemia es la mano protectora.