Por David Uriarte

 

Las cifras del Instituto Nacional Electoral (INE), revelan que Sinaloa tendrá 59 cargos en disputa. Las elecciones concurrentes representan una carga administrativa y un desgaste políticos a los partidos. En Sinaloa pueden participar once partidos, diez nacionales y uno local.

Aritméticamente serían más de seiscientos candidatos, desde la gubernatura hasta las diputaciones locales, la cifra baja por las alianzas y las posibles candidaturas comunes. En un cálculo conservador, muy conservador, los candidatos de todos los partidos que se disputarán las candidaturas serán por lo menos la mitad, más o menos trescientos, y si cada uno tiene un suplente, entonces la cifra virtual se duplica.

Las redes sociales y los medios convencionales de comunicación estarán atiborrados de publicidad política a partir del próximo mes, pero el tema no es la estrategia o el marketing político, el tema es el gran número de participantes… ¿De dónde saldrán tantos interesados en bienestar de los sinaloenses? ¿De dónde saldrán tantos conocedores de la problemática y tantos expertos en la resolución de la vida de los sinaloenses? Esto se pondrá interesante.

La contienda será dispareja, por un lado, la novatez e ingenuidad de muchos, y por otro lado los colmillos retorcidos de políticos cuya virtud será el apoyo de “don dinero”. Mientras muchos ciudadanos se registran en las plataformas de algunos partidos, otros lo hacen de forma presencial tratando de superar las trampas propias que establecen los partidos añosos, para el caso es lo mismo, “el que hace la ley hace la trampa” reza el adagio, y serán los intereses partidistas los que prevalezcan tanto en la selección como en el apoyo de los candidatos a cualquier cargo de elección.

Casa por casa o vía electrónica, los sinaloenses tendrán conocimiento del desfile de candidatos en búsqueda de la simpatía e intención del voto de los ciudadanos.

Un ejercicio por demás interesante es preguntarles a los ciudadanos si saben en qué distrito electoral local y federal viven, muchos candidatos conquistan la voluntad de muchos que su voto es estéril, es decir, no les favorece porque la residencia de esos ciudadanos no pertenece a su distrito.